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WEST PALM BEACH, FLORIDA – Cuarenta millas al sur de la corte del condado de West Palm Beach, una tragedia estaba a solo unas horas de suceder en la escuela secundaria Stoneman Douglas cuando Devin «Velve» (o Vel) Freedman del bufete de abogados con sede en Nueva York, Boies Schiller & Flexner LLP (BSF), presentó una demanda contra el científico informático australiano Dr. Craig Wright en el Tribunal de Distrito de EE. UU. Para el Distrito Sur de Florida en nombre del patrimonio de un tal David Kleiman, fallecido desde 2013 y representado por su hermano, Ira.
La denuncia acusa a Wright de tramar un complicado plan para huir con el tesoro de Bitcoin que ambos habían acumulado como parte de su negocio antes de que el «paralítico experto en seguridad de tecnología informática» y ex oficial de policía del condado de Palm Beach perdiera su larga batalla con una infección SARM. Inicialmente valorados en aproximadamente US $ 5,12 mil millones, los disputados activos digitales han aumentado más del doble desde ese entonces y después de casi tres años de controversia y deslealtad, el jurado finalmente ha recibido sus instrucciones, y está listo para comenzar las deliberaciones en un caso que tiene implicaciones trascendentales para el futuro de la original criptomoneda peer-to-peer basada en el sistema de blockchain.
Para probar su caso, el demandante debe reconocer que Wright efectivamente es el inventor de Bitcoin y, de manera un tanto ilógica, la mejor estrategia de la defensa sería negar este hecho, lo cual contradicería lo que su cliente ha sostenido durante varios años y que está al centro de otra demanda, esta presentada por el Dr. Wright contra el bloguero de videos, Peter McCormack, en el Reino Unido por difamación.McCormack, cuyo programa de YouTube What Bitcoin Did, está dedicado a las criptomonedas y a Bitcoin en particular, ha utilizado su plataforma para criticar la afirmación de Wright de ser el verdadero Satoshi Nakamoto. McCormack, quien recientemente visitó El Salvador justo antes de que una «delegación de embajadores de Bitcoin» organizada por Brock Pierce llegara a la nación centroamericana, fue obligado a pagar los costos legales de Wright después de que la corte británica aceptara que el australiano de hecho inventó Bitcoin.

La semana pasada en la Florida, el equipo de abogados de Ira Kleiman cambió de estratégia y pareció contradecir los intereses de su cliente, cuando el Dr. Matthew Edman, experto en investigaciones forenses digitales, fue llamado al estrado como último testigo para examinar las comunicaciones entre el difunto David Kleiman y Craig Wright. El testimonio de Edman planteó que Wright había falsificado las fechas en los documentos, socavando así todo el caso de la fiscalía. El cambio repentino llevó a la defensa a presentar una moción para un fallo rápido.
El propio demandante causó aún más daño cuando contradijo su propia declaración tomada años antes y el testimonio jurado de dos testigos de la defensa. Bajo el contrainterrogatorio del abogado defensor principal, Andrés Rivero, Kleiman identificó a dos personas a quienes su hermano supuestamente les había contado sobre sus transacciones con Bitcoin; uno de los cuales ya había declarado lo contrario y otro que poco después y bajo juramento tampoco corroboraría esta declaración.
La repentina autodestrucción del caso contra el Dr. Wright respalda lo que se dice a voces en algunas partes de la comunidad de las criptomonedas, donde consideran que el juicio de la Florida es un despiste, diseñado para obligar al tecnólogo australiano a renunciar a cualquier recurso legal que su alegato de ser el inventor de Bitcoin pueda tener en los EE. UU. Dado que ya se ha dictaminado lo opuesto en una jurisdicción extranjera, el resultado que se espera esta semana por parte del jurado en el sur de la Florida, conlleva consecuencias legales serias, que seguramente determinarán cómo se enmarcará el campo naciente de la ley de criptomonedas en los Estados Unidos, y por extensión las leyes que regirán al sistema blockchain.
La Bolsa
Las posibles ganancias sobre la supuesta fortuna en Bitcoin de un hombre fallecido parecerían, en primera instancia, una motivación convincente para justificar el caso de Ira Kleiman en contra el Dr. Wright. Siendo el único beneficiario de la herencia de su hermano, Ira se convertiría en multimillonario de la noche a la mañana si se determina que sus acusaciones son ciertas y, crucialmente, si realmente tuviera las claves criptográficas que permitieran el acceso a las riquezas en disputa de su hermano.
Dado que, al parecer, ninguna de las partes involucradas tiene dichas claves, el acceso a la fabulosa riqueza de Bitcoin escondida en el blockchain resulta casi irrelevante, y da lugar a otras preguntas, como por ejemplo, qué bufete de abogados tomaría semejante caso y, lo que resulta más significativo, quién dispondría de los millones de dólares que ha costado el caso en contra del Dr. Craig Wright hasta la fecha.
A diferencia de Wright, que ya es multimillonario y puede financiar su propia defensa, Ira Kleiman no estaba en condiciones de pagar las facturas de Freedman o las de su costoso equipo de perros legales. Durante años, Ira ofrecía como recompensa una parte de los miles de millones de dólares que supuestamente tenía su hermano a cualquiera que lo ayudara a enjuiciar al australiano. Un correo electrónico de 2016 entre los registros judiciales publicado por Coingeek muestra como Ira Kleiman prometía «un porcentaje» de la «cantidad considerable de Bitcoins» de David a «quién le ayudara» a financiar la demanda.
Si bien el destinatario del correo electrónico está redactado en el ejemplo anterior, es muy probable que los patrocinadores financieros de la acción legal de Kleiman hayan recibido una versión similar de esta solicitud. Los orígenes verdaderos de los fondos estan escondídas detrás de una empresa ficticia llamada BTCN 1610-491, LLC, que figura en el Certificado de partes interesadas y divulgación corporativa, una presentación de procedimiento requerida de ambos litigantes, que revela las partes «que puedan tener un interés financiero en el resultado” del caso.
Los verdaderos propietarios de BTCN se revelaron en los primeros días del juicio, cuando Freedman se vio obligado a admitir que un financiador de litigios externo llamado Parabellum Capital estaba proporcionando «asistencia financiera para el litigio» y Kleiman, en su propia declaración, confirma que él mismo compartió los detalles de su plan de acción legal contra Wright con Parabellum.
Parabellum tuvo sus inicios como el departamento de Finanzas y Estrategias de Riesgo Legal de Credit Suisse hasta que los fundadores la convirtieron en una empresa independiente en 2012. El financiamiento de litigios por terceros no es un concepto nuevo en principio, pero sus aspectos comerciales son una práctica mucho más reciente y controvertida, que comenzó en 2007 con la primera empresa pública de abogados, Juridica Investments. Desde entonces, las demandas comerciales como las de Kleiman se han convertido en otra oportunidad de inversión tanto para inversores individuales, corporaciones, bancos de inversión y fondos especulativos, que buscan beneficiarse de la «relación económica adversa entre abogados con limitaciones de capital y clientes con aversión a los costos de litigio».

Entre los muchos otros problemas que plantea esta dinámica está el hecho de que los acusados no saben quién los está demandando realmente. La lista de clientes de Parabellum no está disponible públicamente y, por lo tanto, se desconoce la verdadera identidad de los benefactores de Ira Kleiman. De lo que sí podemos estar seguros es de que Boies Schiller & Flexner se percató de una gran oportunidad en este espacio, especialmente en torno a los activos digitales y blockchain, y decidieron formar un nuevo bufete de abogados con el abogado principal en el caso de Ira, Vel. Freedman y el experto en leyes de blockchain y criptomonedas, Kyle Roche, como socios principales.
Cofundada por uno de los socios principales de BSF y ex editor en jefe de la influyente revista jurídica University of Pennsylvania Law Review, Edward «Ted» Normand, Roche Freedman LLP explotó en la escena con una demanda colectiva espectacular en contra de la compañía de stablecoins (criptomonedas estables) Tether y la bolsa electrónica de criptomonedas Bitfinex, acusandoles de manipular el precio de Bitcoin en el otoño de 2019, justo después de una victoria parcial de Kleiman sobre Wright, quien se vio obligado a ceder la mitad de los Bitcoins ‘minados’ antes de 2014.
Tether es un tipo de criptomoneda conocidas como ‘monedas estables’, lo que indíca que estan respaldadas por un activo ‘estable’, que en el caso de Tether es el dólar estadounidense. Tehter representa el 70% de todo el comercio de Bitcoin, colocándola en una posición privilegiada dentro del ecosistema de activos digitales. En 2017, las revelaciones de los Paradise Papers demostraron que Tether y Bitfinex estaban controlados por las mismas personas, lo cual provocó una investigación por parte de la Fiscalía de Nueva York, y resultó en una multa de 18,5 millones de dólares, así como la prohibición de las actividades comerciales de Tether en todo el estado de Nueva York, aunque Tether no admitió ningún delito.

La demanda colectiva de Roche Freedman fue descrita por Tether como un «descarado intento de lucro» y, sin adentrar en el hecho de que se han retirado la mitad de los cargos desde entonces, no queda la menor duda de que la firma de abogados considera el dinero como una de sus más altas prioridades, demostrado en el cambió de nombre que ocurrió por corto tiempo en el 2020, cuando trajeron a otro socio principal de BSF, Jason Cyrulnik, para aumentar la credibilidad de la joven firma. Una disputa interna sobre la distribución de activos digitales se desató en una disputa legal pública, con Cyrulnik y Roche Freedman entablando demandas entre sí, resultando en otra batalla legal más sobre criptomonedas en los tribunales de EE. UU., lo cual apunta al corazón de lo que realmente está sucediendo.
Además de la demanda colectiva de Roche Freedman contra Tether y Bitfinex en Nueva York y una demanda «réplica» presentada solo unos días después en el Tribunal de Distrito de EE. UU. Para el Distrito Oeste de Washington, casi una docena de demandas colectivas han sido presentadas contra empresas de criptomonedas por Roche Freedman y la recién incorporada Selendy & Gay PLLC, que pueden tener secuelas importantes en múltiples jurisdicciones internacionales, que abarcan los países de Sudáfrica, Suiza, Taiwán, EE. UU., China, Seychelles, Singapur, Japón, Hong Kong, Islas Vírgenes Británicas y las Islas Caimán.
El caso Kleiman contra Wright podría resultar fundamental para un aspecto particular de la jurisprudencia que se está construyendo actualmente a través de estas acciones legales, financiadas por terceros que en su mayoría mantienen su anonimidad, y que no obstante tienen los medios, y muy probablemente un interés importante, en como el sistema judicial trata los activos digitales, en general. Mantener un aire de misterio en torno a Satoshi Nakamoto y los verdaderos orígenes de Bitcoin parece servir a ciertos intereses más que a otros, pero a medida que los gobiernos intensifican su participación en el sector de las criptomonedas, es propicio echar un vistazo más profundo al elenco de personajes que componen el «juicio del siglo» para dar con algunas pistas.
La Maldición de los Lubavitchers
El socio fundador de Rivero Mestre y el principal abogado defensor del Dr. Craig Wright, Andrés Rivero, debió haber tenido una sensacíon de Déjà vu mientras interrogaba a Ira Kleiman, cuyo nombre es fonéticamente casi idéntico al del hombre que le costó un asiento en el Congreso de la Florida hace casi treinta años. Después de fungir como Fiscal Adjunto del Distrito Sur de la Florida por cinco años, coincidiendo en parte con el primer mandato de William Barr como Procurador General de la nación, Rivero se topó directamente con la maquinaria política de Miami y se lo comieron vivo.
En 1994, la reputación de Rivero estaba ascendiendo y se encontraba listo para canjear sus recientes logros políticos por un lugar en la Cámara de Representantes de Florida por el distrito 107 del estado, recientemente reorganizado como parte de un importante plan de redistribución de distritos elaborado dos años antes, que incluía partes de South Beach, Key Biscayne, Little Havana y muchas otras áreas importantes, representadas anteriormente por uno de los políticos más infámes del condado de Dade, Al Gutman, quien fue condenado en 1999 por fraude al sistema de salud Medicare, lavado de dinero y manipulación indebida de testigos.
Según analistas políticos contemporáneos, entre los votantes registrados del distrito que no eran hispanos, aproximadamente la mitad eran judíos. Aún así solo formaban una pequeña fracción del bloque electoral total, que era abrumadoramente republicano y cubano. Gutman, un judío cubanoamericano, cerraba la brecha entre los dos y lo había representado en la legislatura de Florida desde 1984 hasta que asumió un escaño abierto en el Senado estatal en 1992.La candidatura de Rivero no fue bienvenida para el titular republicano del puesto vinculado a Gutman, Bruno Barreiro, quien había reemplazado a Gutman después de que éste lo dejara vacante. Steven Leifman, quien había perdido una contienda reñida con Barreiro en las elecciones generales de 1992, destacó lo que él creía que era una interferencia directa por parte de la maquinaria política de Gutman, diciendole al Miami New Times que cuando un «candidato no calificado con un apellido judío» aparecía de la nada, “no hacía falta ser un genio para descubrir qué está pasando”.

Isaac Klayman era el nombre del retador sorpresa de Rivero. Un individuo completamente desconocido y sin antecedentes políticos de ningún tipo, cuyo único propósito era acaparar el voto judío del distrito 107 y así afectar negativamente los votos del candidato demócrata. La misma táctica ya había sido empleada por Gutman para mantener a otro demócrata hispano fuera de la boleta electoral en 1988. «Están haciendo lo mismo que siempre han hecho», dijo Eladio Armesto III, quien decidió renunciar a un lugar en las elecciones primarias demócratas cuando Gary Alan Fried, el yerno de uno de los compinches de Gutman presentó una solicitud ese año, solo para retirarse (con un reembolso completo) dos minutos antes del plazo límite.
Quizás debido a su historial más prestigioso, el mensaje dirigido a Rivero fue mucho más directo. Henry “Kiki” Berger, el socio más cercano de Gutman y directivo en al menos una de las empresas comerciales del político corrupto, organizó una reunión con el joven y prometedor abogado en un restaurante japonés frente al mar a pocos pasos de donde se encuentra hoy el Ayuntamiento de Miami. “Hay una máquina [política] en este distrito”, Berger supuestamente le advirtió a Rivero. “Es mi máquina, pero en esta carrera soy neutral. Alberto [Gutman] y yo no nos vamos a involucrar”, continuó,“pero Bruno [Barreiro] sabe cómo operar la máquina”.
En una escena de la vida real sacada de la película Scarface, Berger le dijo a Rivero exactamente que ocurriría: “Van a ir tras de ti. Te presionarán a ti y presionarán a tu familia. Van a decir que eres comunista porque fuiste a Harvard. Y van a poner a un judío demócrata en las primarias en tu contra». A pesar de las objeciones de Berger en cuanto a las palabras exactas y las intenciones que se le adjudican, todos los participantes confirman que la reunión tuvo lugar y la estan de acuerdo con la naturaleza de la conversación que allí se dió.
Klayman, quien fue descrito como un «Lubavitcher de 300 libras» debido a su corpulencia y a un falso rumor que los tachaba como miembro de la comunidad religiosa de Lubavitch, nunca hizo campaña y le concedió solo una entrevista a la prensa. Pero incluso esta está en duda, ya que las preguntas de la entrevista fueron enviadas por fax y respondidas por escrito por una consultora de relaciones públicas vinculada a las campañas políticas y empresas inmobiliarias de Gutman.
En última instancia, la campaña de Rivero tuvo que gastar decenas de miles de dólares más de lo que habría gastado sin la candidatura «fantasma» de Klayman, y aunque ganaría las primarias, las arcas financieras de la campaña de Rivero se vieron seriamente agotadas para su enfrentamiento con Barreiro en las elecciones generales, donde perdió por aproximadamente 1,500 votos.
Décadas más tarde, Rivero no ha dejado de ascender en su carrera y hoy se encuentra entre los finalistas para ser designado para el puesto más alto en la Fiscalía Federal para el Distrito Sur de Florida, donde comenzó su carrera hace tantos años, y cuando trabajó con el entonces Asistente al Procurador General, Robert Mueller, en la controvertida investigación del Departamento de Justicia sobre BCCI.Ahora, Rivero se encuentra al centro de otro escándalo financiero librando una batalla judicial contra un nombre que se parece mucho al que se le interpuso en el camino de sus ambiciones políticas hace tanto tiempo. Los Kleimans del juicio de Bitcoin, sin embargo, parecen vincularse a intereses mucho más poderosos que los de un puñado de políticos corrompidos de Miami.